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Hoy, domingo de carnavales, sentado en el sofá, viendo una película documental sobre la vida de Sebastiao Salgado. He creído oportuno expresar y mostrar el nefasto conocimiento informativo sobre la pobreza en el mundo. 


Sebastiao Salgado, un fotógrafo social, nos habla con sus fotografías de lo dura y cruel que es la vida de aquellas personas que han nacido en el país equivocado. Equivocado, debido a la regresión permitida por los países colonizadores que consienten que grandes multinacionales de las bolsas europeas sigan saqueado los recursos de los países del tercer mundo.

La sal de la tierra, narra y muestra la verdadera imagen del hambre en el mundo. Una imagen cesada por la crueldad periodística, manipulada por multinacionales, que nos atontan con sus programas de salsa rosa bajos de ética y criterio periodístico. Es esta clase de periodismo la que ha dado la espalda a la educación, a la sanidad, a la pobreza, al hambre y a los niños desnutridos de las fotografías de Sebastiao. Sólo miran sus propios intereses, % de share y beneficios, no quieren ver más allá, están ciegos de una hipocresía política Thatchista.


Cito a Sebastiao "A estás alturas de mi vida no creo en la salvación, no creo en nada, no nos merecemos nada". Él ha podido capturar la historia de la humanidad en imágenes. Una historia de guerras, de éxodos, de destrucción del planeta, de hambrunas, de sin fin, de locos y de lo terrible que es nuestra especie. 

La pobreza y la malnutrición infantil  se sufre ahora en nuestro país, ciudades, pueblos, escuelas, nuestros vecinos y amigos. El gobierno con sus leyes y las grandes empresas retienen y desechan  alimentos en buen estado con fines económicos.  Prefieren destruirlos antes que entregarlos al pueblo. Nos muestran lo injusta, brutal, insolidaria y deshonesta de la política actual. 

Debemos cambiar las leyes, obligar a las grandes superficies, cooperativas de alimentos y lonjas a no tirar alimentos sólo por su apariencia. Necesitamos bancos de alimentos municipales, cuya gestión esté pensada por y para las personas con necesidades ... ya que su deber es ayudarlas.

Está claro que la opinión del pueblo, de los ciudadanos, no vale nada para la Europa Neoliberal. El poder supranacional de Bruselas, está por encima de un país, de las urnas, de un gobierno elegido democráticamente gritando por el cambio en las políticas austeras y antisociales impuestas por Centro-Europa.

La Europa que se fundó a base de convenios, tratados y de la unión de países que sufrieron una cruel guerra y una larga posguerra es la que ahora mueven los hilos de la "cohesión" Europea. Estos nazis de traje y corbata, vestidos de falsos demócratas, nos dicen cómo debemos gestionar nuestro país, donde aplicar los recortes (la mayoría antisociales) y cómo debemos salvar a sus bancos a
costa de hipotecar nuestras vidas. Nos intentan convencer sobre el bien y el mal, mientras llenan su codicia con el hambre del pueblo.

Quiero la Europa de Syriza, de Tsipras, de Urtasun. Sin diferencias entre el Norte y el Sur. Una Europa con soberanía populista, donde los derechos y las oportunidades sean los mismos para todos los Europeos por encima de la libre circulación de mercancías, servicios y capitales.  

Pero la realidad es otra, cuando queremos olvidar a la troika y al FMI con un aire fresco de izquierdas, la Europa Neoliberal y el BCE nos asfixia, como en sus antiguos campos, y nos dejan morir de hambre con sus imposiciones y leyes troikanas. 

Es por eso Mama, que quiero salir de EUROPA.